jueves, mayo 31, 2012
Escucha al benteveo
Escucha al benteveo y de inmediato escribe:
“Hoy canta el benteveo”. Llega el hijo
o come una naranja,
y apunta en el cuaderno: “Vino Juan Pablo, hermoso”,
“Me comí una naranja”. Ni a traición, ni dormida
le ganará el olvido la pulseada
a esta frágil mujer casi invencible. ¿Cuántos
cuadernos van? –Yo ya perdí la cuenta,
y no tiene importancia. Ella resiste
y anota, con premura,
burlando sabiamente la zancadilla de la desmemoria,
gambeteando el vacío.
(Fragmento de "Escucha al benteveo...", de Edgar Morisoli, dedicado a su esposa Margarita Monges, mi querida, querida tía, que le peleó al Alzeihmer con una lapicera y el corazón entero, y que desde ayer nos acompaña más de cerca)
“Hoy canta el benteveo”. Llega el hijo
o come una naranja,
y apunta en el cuaderno: “Vino Juan Pablo, hermoso”,
“Me comí una naranja”. Ni a traición, ni dormida
le ganará el olvido la pulseada
a esta frágil mujer casi invencible. ¿Cuántos
cuadernos van? –Yo ya perdí la cuenta,
y no tiene importancia. Ella resiste
y anota, con premura,
burlando sabiamente la zancadilla de la desmemoria,
gambeteando el vacío.
(Fragmento de "Escucha al benteveo...", de Edgar Morisoli, dedicado a su esposa Margarita Monges, mi querida, querida tía, que le peleó al Alzeihmer con una lapicera y el corazón entero, y que desde ayer nos acompaña más de cerca)
Etiquetas: Edgar Morisoli, Margarita, poesía