martes, enero 11, 2011
Pero un día se marchó
Ayer estuve de cumpleaños, María Elena, y, aunque me enteré, las cataratas de cariño que recibí me anestesiaron lo suficiente como para seguir cantando al sol como la cigarra y llegar seco hasta hoy, donde ahora sí, te lloro como el niño que, gracias a vos, sigo siendo.